1) HIDRATACIÓN
El cuerpo de los bebés tiene una mayor proporción de agua que el cuerpo
de los adultos, por lo que hay que tener más cuidado con una posible deshidratación en verano.
Para evitar la
deshidratación es conveniente que le demos al bebé agua mineral entre las
tomas. También debemos mantener su piel
hidratada con lociones o aceites
naturales, ponerle ropa suelta y
fresca, cubrirle la cabeza con pañuelos
o gorros y no exponerlo al sol
en las horas centrales del día.
2) PROTECCIÓN SOLAR
Los bebés tienen
una piel muy sensible y fina, por
lo que debemos protegerlos convenientemente de los rayos del sol. Para ello,
podemos usar sombreros o pañuelos, gafas de sol adaptadas para ellos y ropa transpirable y ligera.
No nos podemos
olvidar de la crema de protección solar.
Aunque se recomienda usar como mínimo una protección de FPS 20, es mucho mejor
usar una de FPS 40 o FPS 50.
3) GOLPES DE CALOR
El golpe de calor se produce por estar
expuesto a temperaturas muy altas y
puede llegar a necesitar tratamiento
médico además de atención urgente
para bajar la temperatura corporal.
A los bebés también
les ocurre esto, por lo que debemos protegerlos de los rayos directos del sol, cubrirles la cabeza y estar en zonas frescas y sombreadas, evitando
las horas más calurosas del día.
4) BUENA ALIMENTACIÓN
Los bebés pueden
tener menos ganas de comer en verano,
debido al calor. Pero no debemos preocuparnos ya que una comida copiosa puede
sustituirse por varias comidas al día.
Es muy importante que los bebés y los niños pequeños beban mucha agua en esta época del año, para evitar la deshidratación.
Es importante que
le proporcionemos una alimentación
rica en frutas de la temporada,
preparándole zumos o papillas que incluyen también cereales. También es muy importante incluir en su dieta las verduras, en purés o caldos más
frescos.
5) INTOXICACIONES ALIMENTARIAS
Debido al calor del
verano, hay que extremar las precauciones
con los alimentos porque las bacterias proliferan con el calor. Si
el bebé ingiere algo de comida que ha podido ser mal conservada, puede sufrir
una intoxicación alimentaria.
Por eso, si
queremos llevarnos el alimento del bebé a la playa o la piscina, es
recomendable utilizar para transportarlo una nevera o una bolsa térmica que conserve
el frío.